Ayer debatía en una mesa temas de políticas públicas. Se hablaba de la importancia de la calidad de la educación formal y de promover también la educación no formal (arte, deporte, cultura, identidad). Interesantes cosas las que allí se debatieron, pero las socializar en el otro blog. Lo que quiero rescatar es que ayer aprendí --como ser humano-- algo, que me sirve si soy mujer, hija, madre, profesional o bailarina.
La educación (de la casa, del estado de lo que sea) tiene un solo fin: preparar al ser humano para:
1- Aprender a aprender
2- Aprender a relacionarse
3- Aprender a hacer
4- Aprender a autodeterminarse
Eso me pegó fuerte. Porque yo estoy formando a mi hija, preparándola para todo eso, especialmente, el último. El 1, es un aprendizaje de toda la vida (detesto que la gente crea que lo sabe todo). El segundo determina nuestro entorno (paz? violencia?), el tercero es la base material y de realización humana y el último ah! es la felicidad.
Me parece que lo que hace unos días escribí sobre una niña de 5 años que baila danza árabe y es apoyada por su mamá, es un ejemplo claro de algo que yo no podría negar y que leí en una camisa:
LOS NIÑOS SABEN LO QUE QUIEREN
(y las mamàs, o los papá en su caso, no siempre lo comprendemos)
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