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Mostrando entradas de marzo, 2009

Eterna espera...

Avanzando

Hace rato no escribo. Muchas cosas a la vez me dejan extenuada --además de estar intentando recuperar mi salud-- entre ellas mi hija. Comenzó el año dàndo problemas de rendimiento, pero ya hemos llegado a importantes acuerdos: sigue en ballet, eventualmente en danza árabe, respeto su espacio para la iglesia (y ya la acompaño), le dedico un rato al día para platicar, vemos juntas su programa favorito y le apoyo en las tareas. Desde entonces ha mejorado su rendimiento y responsabilidad. Le gusta un chiquilín. Ya me lo presentó y sólo vive hablando de él. ¡ay!!!!!

Curioso retraso

Curiosa naturaleza, en el mes de febrero me enfermé y me deprimí mucho. Fue tanto que mi ovulo en turno nunca murió. No me había pasada nunca, excepto cuando me embarcé. Pero en esta ocasión eso era imposible. Desde mis once años nunca me había pasado. ¿será que mi ánimo o estado de salud paralizó el proceso? Hasta hoy, la puntualidad de mis ovulos fallecidos había sido un imperativo categórico. No contaba con el trauma del que acabo de salir. No había reparado en esto hasta hoy que mi ovulo se murió.

Volver...

Uno siempre vuelve al amor. Ahora que me recupero, necesito volver al amor que se mueve, a la danza. Mi bebé duerme en paz, parece el agua pasiva y pura. Si le tiro un beso y ella se moverá, mejor la dejo con sus sueños. Me vuelvo a mi cama, me miro al espejo y veo a una mujer que recién llega de un paseo feo, de una pesadilla, de lidiar con hormigas que muerden --en el fondo Nina Simone ayuda al desvelo--. Añoro las alas, el vuelo limpio. Las flores huelen bien, me han llegado muchas y ellas --¡así de todos colores!-- se han puesto a jugar conmigo y a leerme poemas. Mi hija no lo cree, pero yo le aseguro que es así. las hormigas se van.