Ayer, en algún lugar de San Salvador, tuve una presentación de danza oriental. Fue agradable. Yo no bailaría, de no ser por mi hija que hizo una pataleta por no querer ser de su “cuerpo de baile” para una coreografía que hicimos el pasado fin de semana.
Ella se lo ofreció a la maestra y cuando yo iba a decir “noooooo”, se puso a llorar. En fin, bailamos en un café celebrando el día del padre y a pesar que mi día tuvo tensión laboral, llegué a mi casa y me bañe, me despejé de la agresividad del mundo; me arreglé las monedas, los flecos, los velos y las pedrerías de colores con mi hija y mi sobrina de 11 años. Ella me peinó y yo a ella. Cenamos poco y tomó cada una su bastó y nos fuimos contentas.
Es chistoso porque yo sólo haría una aparición de un minuto y medio. Si para mi hija ese minuto y medio es valioso, sin discusión alguna lo es.
A mi me gusta bailar en lugares más cerrados, de vez en cuando, ya tengo suficiente trabajo en el grupo de danza contemporánea y en mis demás rollos, pero al final sólo Dios sabe en qué va la vida.
El lugar estaba lleno completo, aunque es pequeño. Esta vez me gustó más que otras (y no porque yo bailara je je) porque se animó a bailar gente que nunca lo había hecho. He aquí esa riqueza que desfiló anoche:
Bailó una mujer que supongo tendrá más de 50 años, muy guapa y elegante. Su traje era verde y muy bien decorado y también era una mezcla de recato que permitía admirar su figura. Era de verdad, muy agradable y yo sentí respeto y admiración. Meterse a bailar a esa edad, verse bien y saber proyectarlo es de respeto. A ella la fueron a ver sus dos hijas, universitarias y ambas estaban anonadadas con su mamá, y con razón. Si yo tengo 33 me falta bailar el doble de años!!! (que bueno, que bueno)
También danzó una mujer –de mi edad— quizá y estaba nerviosísima, pero al bailar parecía que lo había hecho toda la vida, ¡Que entusiasmo!
Luego bailó Ixbá, pero le pusieron la canción equivocada... y pues...the show must go on...tuvo que hacerlo (la música se la puede, sólo eso oye). A ella le gusta hacer drum solo, creo que eso es más fácil: puros shymies y golpes de cadera, camellos y ya. Y le tocó cambiar de dinámica, poca percusión y ofrecer mayor calidad en el desarrollo lento del movimiento. A mi me gustó su improvisación. (pero no vale, soy la mamá)
Hay una alumna, y creo que ya lo había comentado, que padece de una depresión terrible. Y la danza es parte de su terapia. Ella iba a bailar y al final se arrepintió. Pero llegó a vernos con su mamá. Ella habla poco, pero es muy aplicada, y creo que andará en 30 años de edad. Al final se animó a bailar, pero sin traje. Así con sus jeans, caderín de monedas y un velo, hizo una canción muy suave y muy sentida. Por supuesto que le aplaudí mucho. Mi hermana, allí de espectadora estaba sentada con la mamá de ella, y ésta le contó (si, peco de chambrosa hoy) que la depresión de su hija se debía a que hace unos meses la asaltaron a ella y a su papá y que al parecer los delincuentes se la quisieron llevar y su papá lo impidió, pero lo asesinaron.
(....) ¡que país mas...!
Las demás ya tenían experiencia bailando, y se lucieron como siempre. Con mi hija y mi sobrina comenzamos al centro en una columna, me agache un poco y sostenía entre las rodillas el bastón, así con las manos libres hicimos una figura de Ixba con 6 brazos, egipcios y árabes. Luego salimos de la columna a los lados y la dejamos a ella en el centro bailando. Luego ella me pasó el bastón a mí hice mi minuto haciendo movimientos mayas y ochos (dibujar un ocho con la cadera) y luego se lo di a mi sobrina. Terminamos en la columna haciendo de nuevo los brazos.
(Eso vale ser la madre de Ixbá, ¿y que le gua ser?)
Recapitulando, celebro la valentía y la autoestima de una mujer mayor, El entusiasmo de quienes bailaron por primera vez, el ímpetu para superar la ausencia del padre asesinado injustamente a través de una danza tan interior como es ésta. Personalmente, celebro que a pesar de tantas cosas que me roban energías y ganas de seguir en lo que estoy, pueda tener encuentros de un minuto y medio con la felicidad.
Comentarios
vieras como la danza me ha compensado la vida en estos días,
un abrazo querido Alde!
Saludos.
Saludos también