Hoy vengo acá, este blog que me resulta similar a escribir en la arena, con la esperanza de que el agua salada llegará y se llevará lo escrito en estas líneas. En la esquina izquierda están los peces de mi vientre. Sí, tienen forma de peces pero son mis óvulos o mas bien mis óvucitos. Sé que ahora hay un óvulo a punto de morir, salado él, o quizás no. Morir, a veces, es un alivio.
Bailo con mi vientre y seguro a estos peces no les hace gracia tanta vibración y movimiento ondulante, o quizás si. Bailar, a veces, es un alivio. El asunto es que este óvulo agonizante, me pone sensible, sumado a ... ciertas tristezas que me agobian.
Al óvulo lo puedo arrullar en mi vientre y ayudarle a morir. Puedo, al menos esta noche, llorar junto a él.
A el la vida se le va.
A mí el amor.
La tristeza de mi óvulo, es también la mía.
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