En estos días he estado en clases de velos. Debo reconocer que las he evadido en clases anteriores y que ahora estoy decidida en aplicarme. Me sorprende que en una semana he aprendido varias cosas. El velo es misterio. Podés comenzar una coreografía adentro de él e irte descubriendo de a poco. Podés resaltar tus ojos o una parte del cuerpo. Es lindo bailar con música suave y cadenciosa e imitar con el cuerpo el movimiento del mar o del viento. El velo y vos son unidad y complicidad.
Realmente me he perdido de mucho resistiendome a bailar con velos. De ahora en adelante lo practicaré.
Ahora bien pienso en mis velos (por asociación) y creo que miro y me expreso a través de ellos y a la vez prefiero que nadie me mire: Un blog es un velo, estoy aquí y a la vez no estoy completa. Bailo de alguna manera --con las letras-- y estoy segura que nadie me entiende. Soy una loca con velos de colores.
Mejor, me voy a prácticar.
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