Hace unos días la maestra de danza oriental me pidió colaborar con su grupo en una presentación de beneficiencia y acepté bailar con mi hija y mi sobrina. Se trataba de participar, con otras bailarinas con 20 minutos de danza oriental en el Festival del Maíz en el Centro de Parálisis Cerebral, ubicado en San Jacinto, San Salvador.
Me gusta celebrar y corroborar que somos hombres y mujeres de maíz, como lo señala el
Popol Vuh, y que siempre es esta fuente de alimento la que convoca a bailar, a reír y compartir. De verdad que es especial.
Por otra parte, es grato compartir una danza "ajena" a nuestra cultura, con familiares y personas (adultas y niños) que están en una lucha importante: sobreponerse a una parálisis cerebral.
Llegué de mi ensayo grupal de danza contemporánea a peinar y arreglar a las niñas y luego salir corriendo a San Jacinto. El lugar queda cerca del parque Saburo Hirao (o como se escriba) y ...cuantos recuerdos de infancia me asaltaron. Tenía añísimos de no pasar por él, ¡como he sido feliz allí dentro!
Fue tan curiosa la combinación artística: danza popular (reggetón, hip hop y otros), danza folclórica y danza oriental. Pero la gente estaba agradada, que es lo importante. De hecho, algunos niños se pusieron a bailar y recordé lo que aprendí al leer a una profesora argentina de danza, que es experta en danzaterapia: la danza atraviesa los límites humanos (claro no lo dice así, pero yo lo resumo así). Sería genial tener expertos así y que la danza fuese parte de la rehabilitación...
Con mi hija y mi sobrina hicimos un trío que hemos venido modificando cada presentación y creo que hoy quedó mejor. Fue penoso para mí haber olvidado darle el bastón a mi hija cuando ella hizo su solo, pero me hizo una mirada (comunicación visual en el escenario) que entendí que debía --con disimulo justificado dárselo-- y así lo hice. Luego bailó mi sobrina y terminé yo. Cómo hace bien esto.....
Este es nuestro amado bastón, en la casa hacemos guerra de bastonazos (je) y lo que nos hace falta es practicar más el equilibrio: mover las caderas, hacer que vibren y mover hombros CON EL BASTÓN EN LA CABEZA.
Bailamos 9 mujeres: tres que son las más avanzadas, tres que son intermedias y mi familia (que no se qué nivel somos,
jiji). Sucedió algo, que va para mi aprendizaje. Tres de las bailarinas hicieron su coreografía y se habían dividido una canción entre las tres, pero una abusó del tiempo y no le dejó a la última, nada de música para bailar. Sólo hizo el final y se molestó mucho.
Sucede que una no siente el tiempo al bailar y que si la canción no es conocida es difícil calcular. La que estaba molesta, hizo algo aplaudible: ofreció bailar --sola-- una canción más. y así lo hizo, y le quedó bonita. Eso es tener carácter, de nada sirve reclamar y es mejor proponer.
Esa gente nos agradeció mucho, nos abrazó y atendió bien. Jamás notaron ni enojos ni nervios ni nada y así debe ser. Ojalá y nos inviten muchas veces más.
Comentarios
Contagias tu pasi�n por la danza.
Nancy.
Saludos!
:P