Los sábados son de puro disfrute dancístico. El coreógrafo ha retomado las clases técnicas y eso me alegra mucho. El sábado pasado le confesé que no había estado dando mucho de mí, que trabajo mucho en mi "línea de confort" y no arriesgo (como otras facetas de mi vida).
Por eso me está recordando en cada ejercicio que debo salir de allí. Me cuesta pero lo voy intentando. Como siempre llegué tarde y a los 5 minutos estaba sudando a chorros!! de hecho no podía ver por tanto sudor. La otra mitad de la mañana, fue de puro ensayo.
y yo....
feliz.
La danza contemporánea es realmente importante para mí.
El ensayo y las sorpresas
Hemos avanzado en unas coreografías que me gustan mucho. Yo bailo en pareja con un compañero con el que tengo mucha sintonía, sé cómo él se mueve y siente el movimiento y creo que lo mismo percibe él de mí, digamos que hay muy buena comunicación. Además a la hora de cargar me siento segura y allí vamos poniendo mucho empeño.
La sorpresa que descubrí el sábado pasado y confirmé este, es el gran y afortunado avance de un muchacho, bailarín. En buenahora.
Lo llamaré "V". Lo conocí el año pasado en un taller y desde que lo ví pensé: "este no dura ni una semana". Un año y medio después escribo estas líneas y creo que yo estaré fuera antes que él.
V era en aquellos días, flaco y se veía débil, muy débil. Hablaba poco y a penas si entendía las indicaciones, cosa que le ha valido muchiiiiiisimos jalones de oreja. Si todos saltabamos al unísono, él desentonaba y debíamos repetir hasta que lo lograra. Era un muchacho pusilánime a mi parecer. Yo casi no hablaba con él, mas que para explicarle cómo estaban estructuradas las frases de movimiento. Con el tiempo se volvió un poco hablantín.
A pesar de tantos regaños, comparaciones, trabajar el triple que el resto él no huyó, se quedó y comenzó a bailar. Estudia ingeniería y la danza es para él parte de su entender de la física. Al final del año, hizo unas presentaciones enfermo, muy enfermo, interpretábamos a unos niños de la calle y yo le hacía el chiste que él era creíble, estaba mal!!! pero allí se quedó.
V, vive en Cojutepeque y todos los días viaja, así las presentaciones terminen a las 7 u 8 de la noche. A su familia no le parece -para nada- que él baile. A veces ha pedido que guardemos su ropa para no llevarla a su casa, no tengo idea como lo manejará ahora.
Este año tuvo que cargarme, fue un poco chistoso porque le costó entender la lógica de las cargadas y creo que me tenía pena, y claro morete por aquí y morete por allá, al final encajamos. (al menos no llegué a la categoría de trapeador humano).
Hoy V me sorprendió un montón. Está trabajando durante la semana de manera constante con su profesor, está tomando más clases y él por su cuenta hace preparación física. Habla mucho y me divierte. Soportó muchos regaños, muy duros, hizo caras de molestia. Ahora creo que lo agradece y comprende muy bien las indicaciones, se ha dejado conducir y hay buenos resultados.
El coreógrafo le ha montado un solo, con muchísimo riesgo y lo hace, es mas! lo interpreta tanto que me hipnotizó hoy. Al mirarlo pensé en lo bien que debe sentirse su maestro porque el tiempo de la cosecha llegó.
confirmo de nuevo la simpleza de un principio motor: la danza es trabajo, exige tomar sus riesgos.
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