Me vuelvo a mi cama, me miro al espejo y veo a una mujer que recién llega de un paseo feo, de una pesadilla, de lidiar con hormigas que muerden --en el fondo Nina Simone ayuda al desvelo--. Añoro las alas, el vuelo limpio.
Las flores huelen bien, me han llegado muchas y ellas --¡así de todos colores!-- se han puesto a jugar conmigo y a leerme poemas. Mi hija no lo cree, pero yo le aseguro que es así.
las hormigas se van.
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Besos
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